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martes, 1 de febrero de 2011

La Profecía de la luna


No sabia como o porque, solo sabía que estaba ahi. Corriendo. Lo seguia a él, a mi hermano, y no sabía que es lo que lo habia llevado a subir aquella ¿torre? Era de forma espiralada, solo con paredes que se alzaban hasta la altura de mis hombros; lo cual, me permitia ver el exterior... aunque no debía de verlo pues poco a poco ibamoz ascendiendo y la ciudad se hacía cada vez más pequeña... los rascacielos y las luces de la ciudad se hacía diminutos conforme avanzábamos. Todo era tan extraño. Pero eso no es lo que me preocupaba. Mi hermano seguia subiendo y yo poco a poco me iba quedando si aire, no podia subir... pero tenía que hacerlo. Entonces una chica, más rápida que yo, una chica a la que creía conocer por mi hermano empezo a correr para alcanzarlo. Yo ya no sabía que hacer a las justas podía avanzar. El chico a quien amaba me alcanzo y luego de sonreír, como solo lo hacia para mi, me dijo que no me preocupara. Él se encargaría de alcanzar a mi hermano y lo cuidaría por mi. Se que mi hermano solo era un año menor que yo y podía cuidarse solo pero eso no me importaba; yo sentía que debía cuidar de él... era mi deber. Así que segui el ascenso por esa extraña torre y cuando llegue a la cima vi a mi hermano y a aquella chica. Aunque solo los vi por una milesima de segundo... habían saltado. No lo entendía. ¿Qué pasaba? El chico que amaba tampoco estaba. Estaba sola. Entonces camine hacia el lugar del cual habian saltado unos momentos antes y lo que vi me sorprendio. De ahi se despegaba una mansa catarata. El agua salia de ella y caía suavemente; parecía que no estuviesemos tan arriba como antes creía. Quizas, la extraña torre solo subia un tramo y de ahi, como por arte de magia, descendia. Pero no podía ser, se que todo el camino habia estado subiendo. Pero entonces, ¿por que es que ahora todo se veía más bajo de lo que se veía antes? No lo sabía.

Y ahi me percate de otra cosa: la luna llena se movía. Todo era extraño. El ambiente en el que me encontra solo me impulsaba a creer más que lo que vivía era un sueño. Pero eso no podía ser cierto, estaba cansada de haber corrido, asustada de lo que le puede haber pasado a mi hermano y de no poder encontrar al chico que amaba, pero sobre todo asombrada por lo que ahora vivia. Frente a mi, a no mucha distancia, podia ver una especie de estadio, todo sobre agua y sobre las gradas una gran cantidad de personas. Pero lo que más me llamaba la atención era el escenario que se encontraba en el límite y centro del estadio. Habia visto escenarios antes y este no tenia mucha diferencia con aquellos; pero lo que ahi ocurria era singular. Justo en medio del escenario habia una joven de cabello castaño y ojos oscuros. De alguna forma sentia que yo la conocía pero no podía comprender quien era ella. Llevaba un vestido largo y blanco, muy parecido a como se usaba en la antigua grecia. Estaba rodeada por un grupo de ancianos que, a decir verdad, no parecían muy buena gente. Parecía que todos ellos discutían por lo que iba a pasar. Entonces uno se paro frente a la joven y dijo a la multitud que se encontraba en las gradas:

-Hoy es el día donde se cumplira la profecía... el fin del mundo se acerca y la princesa debe dar su vida para la supervivencia de su gente

No podía creer lo que escuchaba, pensaban matar a la joven... eso no podía ser cierto. Entonces me fije de nuevo en la luna. Poco a poco esta se iba volviendo negra y dejaba de irradiar luz. Todo comenzo a temblar, al principio no me asuste pues creería que todo terminaría. Pero no era así. Cada vez temblaba más y los edificios que rodeaban a ese estadio comenzaban a colapsar. Sentía miedo. Entonces vi a la princesa y me percate de algo que no había visto antes. Un joven estaba junto con ella y tras mirarse fijamente levanto su mano la cual sostenía una pequeña daga. Se iba a matar! En verdad ella moriría por aquella gente. Pero entonces, antes de que aquel suicidio ocurriese me fije en un bello anillo que sostenía la princesa. Era plateado y sostenía una gema azul en el centro. Entonces todo se volvio negro. ¿Qué habia pasado? ¿Cuál fue el descenlace de aquella historia y, especialmente, de aquella joven?

Y asi como todo se oscurecio, todo volvio a mi de nuevo. Me encontraba en el mismo sitio que antes. En la torre, corriendo hacia la cima; solo que ahora no sabía si queria ver lo que me esperaba arriba. Tenía miedo a que ocurriese lo mismo que pasó antes. Pero algo me decía que debía seguir avanzando y así lo hice. Entonces llegue a la cima; era tal y como había ocurrido antes. De un lado de la torre se desprendia una mansa catarata que conducia hacia aquel estadio. Era de noche y la luna llena ya resplandecia en lo alto del cielo. Pero ahora, no habia ninguna princesa. En el escenario solo estaban los ancianos que estaban antes. Entonces escuche un grito "ya es la hora" decía. No entendía. Entonces mire al cielo y lo comprendí todo; tal como había ocurrido antes, la luna poco a poco comenzaba a oscurecerse y un temblor se hacia presente. Es ahí cuando el llego. El chico que tanto amaba esta junto a mi. Pensé que él, como siempre, solucionaría todo. Pero todo seguía igual... temblando. Entonces mire mi mano. Ahí estaba; era el anillo plateado con la gema azul más bella que haya visto nunca. Fue en ese preciso momento en donde entendí todo. Comprendí porque todo seguía sin solucionarse. Solo había una persona en ese lugar que podía detener todo... y no era mi enamorado. Era yo. Yo era ella o ella era yo. Ahora solo había una cosa que yo podía hacer.

Entonces con determinación en mi mirada me dispuse a saltar por aquella catarata, tal y como lo había hecho mi hermano y aquella chica,  para llegar al estadio y al escenario donde se cumpliría mi destino. Lo último que alcance a escuchar mientras bajaba era su voz... gritándome que no fuera para allá... que no me arriesgara... que el se encargaría. Que ingenuo era. Acá era yo y no él, a diferencia de todas aquellas veces donde el me salvo, la que tenía que actuar y salvar al otro. Pero él no se quedaría tranquilo, tal y como esperaba, salto. Me siguió, dispuesto a dar su vida por mi. Pero no lo dejaría. Prefería morir yo a morir él. Ya me encontraba cerca así que comencé a correr. Ni siquiera pensé como es que corría sobre el agua. Solo lo hacía. Entonces, algo que no esperaba ocurrió. Aquellas personas que se encontraban en las gradas comenzaron a atacarme. Parecía que llevaran arcos con flechas de fuego. No lo entendía. Yo iba a dar mi vida por ellos, ¿por qué me atacaban? Pero no importaba; llegaría al escenario y todo acabaría. Entonces, mientras corría, algo ato mis piernas y me hizo caer mientras me hacía un profundo corte en el brazo. Entonces vi a quien había lanzado aquella especie de soga en cuyos extremos habían dos bolas extremadamente pesadas. Era él, la persona que amaba ¿Acaso creía que con ello me iba a detener e iba a impedir que pelee? Estaba equivocado. Entonces intente mover mi brazo para liberarme de aquella molesta herramienta que mantenía mis piernas atadas y descubrí que no podía mover ni un centímetro de mi cuerpo. Estaba inmovilizada! ¡¿Que había echo ese tonto para dejarme ahí atrapada?! Me daba tanta cólera todo lo que estaba dispuesto a hacer por protegerme. Podía morir y tenía miedo de que así fuera. Por la posición en la que encontraba podía ver como él avanzaba y por medio de unos rayos azules atacaba a todos los que se interponían en su camino. Él quería llegar al escenario y acabar con los que estaban ahí y querían acabar con mi vida. Yo solo quería que todo acabara. Veía como muchos hombres lo atacaban y lastimaban, poco a poco su ropa dejaba ver todos los cortes que se iba haciendo mientras avanzaba. Ya no podía más. Ni él podría aguantar tanto, aunque se veía dispuesto a continuar a través de cientos de hombres, ni yo podía seguir viendo aquello. Poco a poco un sentimiento de temor y miedo a perderlo se apoderaba más de mi y las lagrimas se iban haciendo presentes en mi rostro poco a poco. Entonces...

-Alto! Es suficiente - escuche que un anciano desde el escenario gritaba

Entonces mire como aquel ser que amaba se desmoronaba y caía al piso. Tenía miedo de que mis suposiciones estén correctas y él haya muerto. No sabia que hacer. Estaba paralizada. No podía moverme y no era por aquel extraño embrujo de antes pues este se había desvanecido en cuanto él cayo. Así que poco a poco cada centímetro de mi cuerpo dejo esa parálisis y se puso en pie. Corrí. Sin sentir la herida en mi brazo ni las heridas en mis piernas cuando caí... solo corrí... hasta él. Tenía que estar a su lado. Llegue a su lado y lo tome entre mis brazos; alce un poco su pecho y su cabeza lo apoye sobre mis piernas mientras mis brazos trataban de acurrucar lo. Lloraba.

- Mi amor - comencé a decirle mientras mis manos viajaban por su cabello- no te vayas - mientras una lagrima caía por mi rostro - no me dejes ... por favor - con más desesperación lo cogía - te amo! - le dije, finalmente, mientras depositaba mis labios sobre su frente primero y luego sobre sus labios mientras cerraba mis ojos que soltaban cada vez más lagrimas

- Yo también te amo - susurro él cuando despegue mi rostro del suyo y volví a verle a los ojos que ahora se encontraban abiertos mirando los míos

- ¡Tonto! - le grite - como te atreves a darme un susto así - le dije ya no tan fuerte

- Ya, no me grites - me dijo mirándome a los ojos - solo no quería que te pasará algo malo - y ahí no pude evitar estrecharlo entre mis brazos mientras más lagrimas salían de mis ojos por todo lo que había pasado.

Pero en ese momento, me di cuenta de algo, nada había acabado. La muchedumbre que había querido matarnos todavía segui ahi. Entonces, como pude me puse de pie en posicion de pelea lista para enfrentarme a todos ellos tal y como lo habia hecho la persona que amba y que ahora estaba de pie a mi lado. En verdad, no entendia como podía resistir tanto.

-Tranquilos ya todo a pasado - dijo el mismo anciano que antes habia visto decir lo de la profecia - Ya todo se ha cumplido- entonces vi como todos nos sonreian mientras nosotros nos mirabamos sin entender nada. La tierra ya no temblaba

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