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miércoles, 9 de junio de 2010

Una mirada a la muerte pasada

Hay veces en las que un evento cambia nuestra vida, nos saca de orbita y nos desconcierta. Hace que nuestro cerebro solo se enfoque en aquello y ponga nuestro cuerpo en función automática. Pero nosotros no podemos impedir que aquello pase. Pues hay cosas contra las que nadie puede luchar, cosas como la muerte. Aquella emisaria que nos aleja de aquellos seres que queremos y sin los cuales tenemos que aprender a vivir; a pesar de que nunca los olvidemos.

El tiempo ha pasado; hoy es un año más. Un año más desde que no estas con nosotros. ¿Quién se iba a imaginar y decir hace unos años que en 6 años ya no estarías más con nosotros? Y menos aún quien lo iba a pensar. Aunque quizas todos ya lo veían, y en el fondo yo también lo imaginaba. Pero ese día oscuro, lluvioso y triste nunca pense que ese sería tu último día. Llegue del colegio. Muchas personas se encontraban en la casa aunque para mi no eran más que rostros. La vi, vi su cara e imagine aquello que me temí con solo ingresar a esa atmósfera extraña.Tu ya no estabas más con nosotros; ya no estarías más conmigo. Te habías ido. Mi cuerpo se puso en función automática pues mi cerebro ya no obedecía a nada más. Comía, no se ni que. Miraba no se a que. Pues mi mente solo estaba en tí; en que ya no te vería nunca más, en que me hubiese gustado decirte adios y decirte cuanto te quería, cuan importante eras para mí y cuanta falta me harías. Pensaba y los minutos pasaban aunque mi mente ni los registraban. Subi, me encerre en el baño y llore lo que no pude hacer frente a ella pues la lastimaría más y no quería verla triste. Tú siempre estuviste para mi; desde que era una bebe me acompañaste, me ayudaste en mis tareas, me enseñaste y me amaste. Y para mí no solo eras mi abuelo, eras como mi padre, mi Daddy. Ahora aca sentada te recuerdo. Recuerdo como te sentabas a mi lado a preguntarme que hacía, como me despeinabas, como me hablabas en ingles para que aprenda y como me enseñabas tantas cosas. Tú eras en verdad un gran ejemplo, siempre te admire. Y ahora solo puedo recordarte, pensarte y soñar que algún día te volvere a ver.

Te extraño y siempre lo haré aunque tenga que aprender a estar sin tí.


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